Descripción del proyecto
Acción 1. Guerrilla Posthumana: «Volveré y seré millones».
Paula Ramis Sempere y Samuel Cases Díaz
Este proyecto consta de una acción, en la que se “bombardean” distintos lugares, de suelo descubierto de la ciudad, con unas bolas de tierra, artefactos de fabricación casera, que simbólicamente ocuparían el rol de bombas, granadas de mano, o proyectiles de destrucción. Pero en lugar de tratarse de elementos de destrucción y muerte, se trataría de artefactos generadores de vida, literalmente, esferas, formas irregulares hechas de tierra y arcilla bien humedecida para su conservación. En el interior de las bolas o cápsulas de tierra, se colocarían semillas de distintas especies vegetales, (cuanto más invasivas y molestas mejor: zarzal, espinos, cañas, ricino, cáñamo…) esperando que en algún momento germine vida a partir de estas esferas de tierra. En resumen, unas “cápsulas” en las que se dispone tierra, humedad y semillas, y pueden ser arrojadas, para pasar al otro lado de los muros, vallas y demás elementos que precintan espacios como descampados, solares en blanco y demás espacios en desuso.
Esta táctica «solo será efectiva, cuando no se integre en las redes de estrategias como acciones aisladas, individuales y en gran parte inconscientes, sino que vayan asociada a una estrategia consciente y colectiva». Es decir, esta acción simbólica invita a la colectividad, como si de una acción terrorista o guerrillera se tratase.
Siguiendo esta línea, la acción se realizará durante los futuros confinamientos, en ciudad desértica con la posible aparición e invasión de especies animales y la no obstaculización por parte del ser humano en las calles.
En esta primera acción, este sabotaje ecológico se enmarca como un ejercicio de reivindicación y memoria de los hechos acontecidos durante la noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, estado de Guerrero, México: los 43 desaparecidos y asesinados de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa por las esferas políticas del país tras una serie de movilizaciones políticas de izquierdas, con consignas indigenistas.
Por ello, 43 “bombas de semillas” en las que cada una contiene una pequeña placa cerámica con el nombre de cada uno de los desaparecidos y la fecha del suceso como resto arqueológico.
En el muro, tapia o pared colindante al espacio en el que se realiza la acción, se hace una pintada, que versa: «Volveré y seré millones, proclama indigenista que remite a mitos de distintas sociedades precolombinas, las cuales entienden la existencia humana como algo intrínseco a la tierra que pisamos, los humanos como “Gente de maíz”, provenimos de la semilla y de ella nos alimentamos. En este caso las semillas (en el mito y en la acción) representan los modos de vida índigena, de las sociedades originarias y su identidad, las cuales, desde la colonización de América, se encuentran sumidas en la marginalidad, exclusión y en definitiva, alienación, en la llamada “la noche de los 500 años”. Las poblaciones originarias, “enterradas”, como el maiz alegóricamente, desde entonces, aguardan para renacer, para germinar como semillas, siendo millones, com si de fuerzas de la tierra o “deidades Chthónicas” se tratase. Un ejercicio simbólico en el que se “siembra” memoria e insurgencia.
Texto basado y extraído del Proyecto Conceptual de Samuel Cases para la acción.